RELATO 2
El viejo suicida
-Maldición- carraspea el viejo, al instante lo repite en un
fuerte y claro grito:
-¡Maldicióoooooooonnnnn!
Se quita
la soga del cuello. Todavía en el suelo, se arrastra hasta una mesita de luz.
Rescata de uno de los cajones, los cigarrillos. Se prende uno, y se acuesta
mirando el techo. A nadie le importa si se mata, a nadie le importa si se
muere. “viejo boludo no podes ni suicidarte” se dice a sí mismo. Alguien golpea
a la puerta. El viejo no se mueve piensa en un recuerdo lejano, bien lejano: “¿Cómo
se llamaba esa novia que tenía cuando chico? ¿Ana?, ¿era Ana? o ¿Juana?”.
Medita, se queda en silencio unos segundos “¡¡¡Liliana!!! ¡La turra de Liliana!”
Y lanza una carcajada. De afuera, lo escuchan, y empiezan a golpear más fuerte.
“¿¡Quién carajo es!?” grita el viejo iracundo. No
contestan, el viejo no imagina, no reconoce, no mira. Siguen golpeando. El
viejo se levanta y enfila para la puerta dispuesto a pelear. Se siente mejor,
con potencia. Abre. No hay nadie. El viejo no reconoce, no mira. Vuelve a
entrar, se prende otro pucho. La pieza se congela, siente frio, mucho, como
nunca en la vida. Y ahí, recién ahí el viejo se da cuenta. Y lucha, lucha, y no
para de luchar, pero es demasiado tarde. La soga lo asfixia y le arrebata la
vida.
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